La entrevista con el poeta

Una pobre hoja se plasma.

Sí, tres, cuatro, cinco versos
Allí se gastan, de a poco se desgranan,
De a poco el soplo los arrastra.

¿A dónde los envían?, donde nada
Existe, donde la vida se torna simple,
Donde dicha línea se traza de colores
Grises.

¿Por qué lo hace?, porque ya no
Tienen musa, hasta el silencio les asusta,
Su llanto los acusa y la tristeza los encuba.

¿Será por la decadencia?, ellos ya
Miraron la noche y su ánima sola, aquélla que
Los desespera y con un aullido se lamentan
Por haber perdido la compañía y la misma
La alegría.

¿A qué se les debe la melancolía?,
A tantas lágrimas que ha brotado el cielo,
Por lo pálidas que son y siempre llenadas
De dolor.

¿Serán fantasmas?, la verdad ni
A eso llegan, siquiera sueñan, siquiera
En la tierra una huella dejan.

¿Por qué tan desoladores?, porque
Así es su temor, éste los ha llenado de mucho
Rencor, no tienen ni sombra ni nada para
Darles calor.

¿En eso se reflejan?, hasta ahora
Lo que han hecho es sufrir, diluirse como
Agua de rio sin un caudal conseguir, sin
Un lucero que los haga sonreír.

¿Se van?, sí, vagaremos por
El sendero de la pena, por donde
Las flores son marchitas, por donde
Ya ni el Sol nos brilla.

¿Con la soledad?,
No, junto a mi pobre alma…