Y su brillo enrojecer, parece que mi sangre la
Manchará al parecer, porque me brota de
La herida causada por la daga que
Me mira padecer.
Este aire huele a ti desgraciada
Muerte, tú que surcas por mi cielo
Que lo pudres queriéndote
Llevar a mi alma, que como la vela se
Consume.
Oigo que intentas Juzgarme,
Veredicto del cual con mis ojos deseas
Quedarte, para ver bailar al hombre
Que en su agonía no puede desahogarse.
¡Oye!, fíjate en mis lágrimas que se intentan
Derramar, ellas se irán por el caudal de tu río Infernal,
Donde legiones de sombras sufren sin poder
Descansar.
Exclamas a mi nombre y con tu manto
A mi cuerpo lo cubres, cual pútrido sarcófago
Donde las larvas se lo comen.
¡Dios mío santo!, escúchale su canto que me
Desespera, a mi latido lo altera y así quemarlo
En su hoguera.
Juegas conmigo, intentas
Clavarme tus cuchillos con los ojos
Vendados y burlándote frente
A la ruleta de mi destino.
Tu obscuridad me atormenta,
A mi pasaje lo marchitas, lo envenenas
Y execras, como presagio de un
Final que contigo se avecina.
Ante ti me inclino,
Te ruego y entonces te pido:
''Lárgate y déjame tranquilo
Maldito espectro''