El amor de mi vida es como el
Sol que le da la luz a mis días, me da
Valor para enfrentar este mundo con
Mucha alegría, ella me aplaca toda
Melancolía.
A mí vino cuando el lamento se
Asomaba cual tormenta, se sentía
Como la frívola brisa, me empañaba
La mirada, mataba mi esperanza.
Solo Dios sabe lo que sufrí para
De nuevo sonreír, pues cada noche
Con él conversaba, yo sentía que mi
Voz con atención la escuchaba.
Recuerdo las veces que me llegué
A maldecir, lo hacía por cada rosa que me
Llegaba a mentir, por cada gota de lluvia que
Brotaba de mí, por lo que ya ni podía vivir,
No lo quería creer así.
Aún no olvido cómo el rencor mi corazón
Carcomía, era el engaño que más y más lo partía, era
Como un puñal que lentamente le encastraban.
En aquel entonces hasta mis amigos
Me daban la espalda, me llamaban ‘’hipócrita’’,
No entendían por qué mi cielo se volcaba.
Ya para mí eso es como un libro
Que he cerrado, recordarlo sería retornar
Al pasado y ya no quiero ni hojearlo, ni de
Su baúl siquiera querer sacarlo, hasta su
Llave allí dentro he dejado.
Ahorita pienso en la forma de adorar
A mi amada, ya que es la única que le da lucidez
A mi alma, por lo que deseo amarla, por lo que
Deseo por siempre cuidarla.
Por eso ya puedo soñarla, pues el
Destino un hermoso sendero con ella se
Plasma, la felicidad me regala y de verdad
Que nunca voy a dejarla.
Lo juro…