Un poeta declamando su verso a su amada

¡Oh, amada!, tú mi esencia,
Tú mi alegría, eres mi mundo y
Sólo mía.

Llegaste con tu amor sanando
Mis heridas, cultivando en mi jardín
Muchas flores dibujando tu sonrisa
Como luz que ilumina mis días.

Eres la guardiana de mi alma
Que brilla, dueña de mi pálpito que
Por ti canta en armonía evitando su
Melancolía.

He dejado de ser la sombra que
Vagaba perdida, pues me guías como
Mi Ángel que con sus alas contra el
Dolor me cobija.

Tu voz se ha tornado mi dulce
Melodía, oírla me eleva y me hace
Soñarte llenándome la vida.

Perderte sería nadar sobre lágrimas
Entristecidas, mi lamento llegaría y yo
Como poeta moriría.

Nunca olvides que junto a ti mis
Noches dejaron de ser vacías, ya que
Tu olor me recuerda tus caricias y ese
Aliento que a la vez me bebía.

Ahorita quisiera mirar tu silueta,
Perderme en tus ojos que de verdad
Me hipnotizan, hacer de un momento
Algo bello y dulce que ni las estrellas
Olvidarían.

Recuerda que eres mi verdad, la
Única que alejó mi cruda soledad y
Mi frívola tempestad.

Te volviste mi pasión, mi realidad
Y mi virtud, mi redención y para siempre
Mi religión.