Letras inconclusas, son las de un libro sin nombre y que nadie a leído, son las historias de muchas películas reales, aquéllas que hablan sobre la misma vida, la de un hombre que vive dentro de la más cruda de sus desdichas y que maldice su propio existir, lo hace por la crueldad de una desgracia, la que lo pudre dejándolo como un huérfano sin alma y vagando como todo un zombi.
El violinista ensaya la música para su funeral, la que le cantarán en su lecho ya muerto, putrefacto y siendo devorado por larvas sin cesar, esto provocará lágrimas sangrientas de muchos que las derramarán sobre tantas flores que serían lanzadas hacia la nada, eso mientras un sacerdote eleva una plegaria, cerrando con su cruz un alma que intentará por lo menos descansar.
Las campanas de un exilio se logran escuchar, son los vestigios de una nueva muerte que se ha logrado dar, ése que se encontraba luchando contra un demonio oscuro y sin sentimiento alguno.
Ahora la sangre en el cielo se puede ver y es la que en lluvia va a caer, la que mojará al culpable de dicho crimen, la de ése que fue desterrado con un cruel castigo, que es vivir en un infierno donde sólo el sufrimiento abunde y donde muchos espectros canten el sonido de la más pura infelicidad, como una danza maldita y de unos mediocres espantos que siempre alabarán al señor de la frívola y oscura maldad.
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