Quien no se lanza mar adentro, nada sabe del azul profundo ni del hervor de estas aguas que bullen.
Nada sabe de las noches tranquilas, cuando el navío avanza dejando una estela de silencio.
Nada sabe de la alegría de quedarse sin esas amarras, aquéllas que impedían a este navío navegar océanos sólo con el apoyo de Dios.
Desventurada aquella persona que se quedo en la orilla y dejo todas sus esperanzas en tierra firme, aquella persona que alguna vez dijo ser razonable, calculadora, segura de sí misma, aquélla que dijo ser rica pero que en realidad era pobre.
Muchas veces, el universo nos ofrece calladamente sus maravillas, la vida se nos manifiesta de muchas formas y todavía le somos exigentes.
Por eso, quisiera brindarte algo que pueda ofrecer, esto sería un sueño, luz, fuerza y amor, algo humilde pero sincero, junto a este rayito de luna que te recuerde que toda las respuestas están a tu alcance, sólo si sientes todo lo que humilde y sinceramente te ofrezco.
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