Ilusiones vagas y sin sentido, sueños profanados y la vez destruidos.
Llegan los alientos del silencio, son éstos los sonidos de la desgracia mal oliente.
Benévolas son las noches del olvido, ésas de donde los ciervos obscuros revolotean mis latidos, los de un corazón lleno de heridas, los de una vida que hiciste caer dentro de la más profunda inmundicia, lo lograste con todas esas verdades disfrazadas, por aquel disfraz al que muchos llaman ''mentira'', por ésa que aquí me tiene en este llanto profundo y casi desvanecido, por la causa de tener un sentimiento que hacia ti fue sólo un desperdicio.
Ando oculto tras la sombra hecha por mi destino, ésa donde mi sufrimiento deja por escrito, son escrituras que agrandan más mi desdicha, por esos anhelos que ahora son una maldición en mi vida, una maldición que me tiene recorriendo el desierto de la soledad, de ése donde los oasis llenos con agua de tristeza puedo encontrar, tristeza de aquellos que alguna vez en esos oasis se pudieron desahogar, fueron aquéllos que igual sufrieron mi mismo pasar, éste el que está provocando el derramar de mis lágrimas sin parar, las que en una rosa ahora dejó caer, una rosa que mi tristeza mira marchitar, lo hace por el riego de mi dolor que a esa flor sin querer llevó a matar.
El brillo de muchos luceros se apaga, lo que sería un vaticinio para un final ya anunciado.
Quizá sea la salvación para mi alma, la cual vaga por un camino opacado por la desidia y que recorre los colores de la muerte, ésa que en el pasado a Jesús llevó a su crucifijo, fue por culpa de aquél que por unas monedas lo logró vender, de aquél que lo traicionó y luego decía al mundo la mentira de que nunca lo vendió.
Eso fue lo que tú intentaste ocultarme a mí, ocultaste vender mi amor para acabar así con una esperanza y con toda una vida que se dedicó únicamente a ti, lo hiciste con cada emoción falsa, aquéllas que se crearon dentro de un mundo ya perdido, lo hiciste con el resonar falso de tu corazón, el que lograba escuchar al recostarme sobre tu pecho creyendo que esos pálpitos eran sinceros.
Hiciste que mis ilusiones se desvanecieran con el tiempo, ésas que jamás volverán por causa de este dolor que se quedará muy dentro de mí.
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