Un alma desconsolada a causa de una vida hundida en la desgracia, pertenece a un cuerpo petrificado por una ilusión creada a base de mentiras, la que ni una gota de lluvia puede borrar, la que moja mi llanto que se ahoga dentro de la misma pena, ésta que ahora se burla de mi felicidad dándole un toque de frialdad que enluta hasta mi escrito profundo y lleno de un aislamiento total, un afligir que embarga mi subsistir logrando opacar la sombra de este hombre que ya vive sin sentir el amor.
Ésta es la cruz de mi propio destino, la que en mi expresar denota con cada letra que por medio de muchas oraciones me ayuda a formar una prosa poética a la que yo llamo ''soledad'', única frase para un lobo que cada noche aúlla reclamando a Dios por la solitaria cárcel en donde lo dejó, éste que me hace maldecir mi existencia que aún no conoce del beso de una mujer deseosa por el amor, ésa que creí conseguir, era la que esperaba bajo las muchas lunas de blanco y frío aparecer, éste que ha logrado congelar mi corazón el cual llenaron de espinas dejándolo desangrarse por las muchas heridas ya dejadas.
Ahora la sangre es la que marca mi camino, ése que posee un olor tan nauseabundo como aquel que la muerte suele impregnar con su benévolo aire, éste que llega del más allá, el que viene de un infierno obscuro e infestado con los espantos maltratados por su desdicha, éstos que lloran por lo eterno de su dolor, los que en vida llegaron a odiar a todo un mundo que los hizo sufrir, éstas son las ánimas solas del pasado y las que ahora me aturden sin dejarme descansar.
Ellas gritan desde el silencio, lo hacen gritándome a mí por el lamento que no me deja vivir.
También lo hacen por el odio que ahora yace dentro de mí y por la loca ironía de saberme solo otra vez.
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